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Relatos cortos

El motín de la microbiota

«Clostridia era una de los cien billones de bacterias del tracto intestinal de Julián, un hombre cualquiera de un lugar cualquiera. Clostridia formaba parte de la microflora intestinal, también llamada microbiota, y su vida se limitaba a aprovechar las sustancias que Julián no absorbía directamente en su organismo. Que si unos gramos de fibra por aquí, que si un poco de colesterol por allá, que si ahora una ración de azúcares prebióticos. El ambiente en el intestino era sofocante....

Lipasa contra Pichia

«Me llamo Pichia pastoris, aunque algunos se han empeñado en cambiarme de nombre y ahora soy Komagataella phaffii. ¿A quién se le habrá ocurrido semejante apodo, que resulta prácticamente impronunciable en el mundo microscópico? Soy una levadura cualquiera, o sea, un simple hongo unicelular. Por si no acabáis de situarme, pertenezco a la misma familia que la archiconocida Saccharomyces cerevisiae, mi prima lejana a la que le debemos manjares tan ricos como el pan o la cerveza. Pero en mi familia de las levaduras también hay elementos indeseables, como las cándidas, unas traidoras que se esconden en la boca, el tracto digestivo o la vagina, y que aprovechan los momentos de debilidad de los humanos, infectando las membranas mucosas y las zonas húmedas de la piel. Unas auténticas oportunistas...

¡Sacadme de aquí!

«No os lo creeréis, pero me he quedado pegada a una columna de cromatografía. ¿Que quién soy yo? Pues una simple molécula química, candidata a sustancia anticancerígena, el resultado de varios meses de investigación. A mis hermanas les ha pasado lo mismo, aquí estamos todas en cabeza de columna con cara de circunstancias. Más vale que al estudiante de doctorado se le ocurra aumentar el porcentaje de metanol en la fase móvil, porque si no me veo como en esa película de la cabina telefónica de la que tanto habla el jefe de grupo.
«Falta un pico en el cromatograma», le dice el estudiante a su director de tesis. ¡Claro, el pico somos nosotras! Nuestra afinidad por esta fase estacionaria es tan alta que se necesita un eluyente potente para liberarnos.
..

La enzima resucitada

Con lo tranquila que vivía en el limbo de la biotecnología, llegan unos científicos y me resucitan. Así como suena. ¡Qué falta de consideración con una dama como yo! Os preguntaréis quién soy. Pues una simple enzima, o como me gusta aclarar para darme más bombo, una proteína catalítica. En concreto, soy una «urato oxidasa», aunque mis amigas me llaman «uricasa». Las uricasas evalestamos presentes en casi todos los seres vivos; por lo que a mí respecta, trabajaba para mis jefes los primates.

Desaparecí de la faz de la tierra hace unos veinte millones de años, en la época del Mioceno, en plena era del Neógeno, justo al terminar el Oligoceno. ¡Qué lío de nombres geológicos! 

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